Fases de adaptación del cuidador: Desde la negación de la realidad, pasando por la ira, la tendencia a culpar a otros de la situación, hasta llegar a la aceptación y a tomar el control.
Cuando llega el momento de enfrentar que un familiar sufre una enfermedad neurodegenerativa, como el alzheimer, el cuidador puede atravesar varios estados o fases. Conocer las consecuencias de la enfermedad degenerativa, enfrentarla y asimilar la dependencia total que puede llegar a desarrollar una persona, puede llevar un tiempo.
No todas las personas pasan por estas fases, ya que cada persona vive la experiencia de cuidar de forma particular. Pueden que hayan pasado por algunas etapas, por otras o simplemente, todavía no han llegado.
FASES DE ADAPTACIÓN DEL CUIDADOR:
- Negación.
“No, que va, eso no es posible; si ella recuerda perfectamente el día de su cumpleaños”. Es una etapa de buscar segundas opiniones o evitar ir nuevamente al médico. Incluso, se plantean muchas razones para justificar los síntomas (efectos de las pastillas de dormir, la depresión, etc).
La negación suele ser la reacción inicial. Una especie de distanciamiento con la realidad, que si se prolonga demasiado, puede llegar a ser un freno en la evolución del cuidador, impidiendo que este se adapte de la mejor forma a su nuevo rol.
- Ira y búsqueda de información.
Una vez que se supera la fase de negación, la mayoría de los cuidadores llegan a la etapa en la cual aparecen sentimientos negativos. No obstante, también aparecen actitudes constructivas, como búsqueda de información sobre la enfermedad, sobre los cuidados,búsqueda de apoyo, etc.
En esta fase también aparecen sentimientos como el miedo, la culpa o la sensación de estar en una circunstancia injusta, además de culpar a los médicos, a otras personas e incluso, al propio enfermo.
Pese a todo, es en esta fase cuando también tiene lugar un gran cambio en el cuidador, la aceptación.
- Reorganización.
La realidad nos hace adaptarnos a la situación. Llega un momento en el cual el cuidador acepta la situación en la que se encuentra y amolda su vida a las necesidades de la persona dependiente.
En esta fase es común que el cuidador renuncie a cosas importantes, como la actividad laboral o las salidas con los amigos, así como los hobbies. Llevados por las exigencias del día a día, en muchas ocasiones se ven desbordados.
Son habituales los sentimientos de soledad, tristeza o frustración, aunque esto en gran medida está determinado por la red de apoyo con la que cuente la persona.
Muchos cuidadores permanecen en este punto hasta el fallecimiento de nuestro familiar.
- Resolución
A pesar de las dificultades, hay cuidadores que no se dejan llevar por las circunstancias de su vida, sino que toman el control, llegando a niveles de adaptación realmente muy funcionales. Organizan su tiempo, buscan información sobre cómo estar mejor ellos y la persona dependiente, tomando el control de la situación.
Consejos finales:
- Llegado el caso, a veces es necesario tomar decisiones difíciles, como institucionalizar al enfermo.
- Pedir apoyo a personas externas de su entorno.
- Algunos cuidadores sirven de apoyo a otros cuidadores, brindándoles una visión del rol de cuidar más positiva que la tradicional.
Desde Geriayuda os proponemos algunos consejos para mejorar el bienestar del cuidador y llegar a la etapa de resolución: