DETERIORO COGNITIVO LEVE: CÓMO IDENTIFICARLO
Los principales síntomas del deterioro cognitivo leve incluyen, entre otros, alteraciones subjetivas de la memoria y de otras funciones cognitivas. No hay una afectación funcional significativa ni se cumplen los criterios para el diagnóstico de demencia. Es común que se presenten trastornos conductuales como depresión, irritabilidad, ansiedad o apatía.
El deterioro cognitivo leve afecta aproximadamente al 14–18 % de las personas mayores de 70 años. Estas cifras pueden variar mucho dependiendo de los criterios diagnósticos utilizados y del tipo de población analizada, ya sea en comunidad o en unidades de memoria.
Pese a posibles mejorías cognitivas, el riesgo de progresión a demencia alcanza un 10 % anual, sobre todo en los primeros años.
Factores como la edad, la diabetes, las alteraciones afectivas, la enfermedad cardiovascular, ciertos patrones de la marcha y pruebas de memoria visual influyen notablemente.
Además de su impacto en la vida del paciente y su entorno, destaca el aumento de la mortalidad, especialmente en varones y en quienes tienen enfermedad cardiovascular.
Ante un trastorno de memoria subjetiva, deben descartarse causas sistémicas como alteraciones tiroideas, déficit de B12 o folatos, efectos de fármacos anticolinérgicos o trastornos neuropsiquiátricos.
Existen pruebas específicas para detectar problemas de memoria, como los test de Addenbrooke o Montreal, que ayudan a saber si hay o no deterioro cognitivo. Otras pruebas, como el M@T o la prueba corta (QCST), permiten diferenciar entre un deterioro leve y una demencia. También se investigan análisis de sangre, estudios del líquido cefalorraquídeo y pruebas de imagen cerebral para ver zonas como el hipocampo o el lóbulo temporal. Sin embargo, estos métodos aún no se usan de forma habitual en las consultas médicas porque sus resultados pueden variar mucho. Aun así, cuando se combinan, pueden ofrecer información valiosa en estudios de investigación.
Desde el punto de vista terapéutico, se han probado distintas estrategias para frenar la progresión a demencia, como inhibidores de la acetilcolinesterasa, antiinflamatorios, insulina nasal o parches de nicotina, aunque con poca efectividad.
Conclusión
Por todo ello, el concepto de deterioro cognitivo leve es dinámico, heterogéneo, no se conoce del todo bien la fisiopatología, los instrumentos de medida son variados y las variables de resultado diferentes, por lo que queda mucho por hacer.
Quizá lo más importante sea la sensibilización, para que las familias, la propia sociedad, especialmente el vecindario o red social más cercana sea capaz de reconocer cambios cognitivos precoces, que permitan ayudar en la toma de decisiones, repercutiendo en la seguridad del propio paciente.
Basado en un artículo de Javier Alaba
Fuente: http://geriatricarea.com